jueves, 12 de agosto de 2010

Su vida


El adiós a un hombre talentoso: Armando Robles Godoy

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Su última toma –postrado en una camilla de la sala de cuidados intensivos de un hospital público- no habría sido algo que le angustiase. A sus 87 años se podría decir que desarrolló de manera brillante cada papel que su talento le obligó a interpretar. Supo dirigir muy bien cada escena de su vida, en la que le tocó ser periodista, cuentista, poeta, ensayista, músico y cineasta. Un idealista que este 10 de agosto puso fin a su obra más importante, y la que sin duda le brindó más satisfacciones: su vida misma.

Por César Alipázaga

Armando Robles Godoy nació el en Nueva York un 07 de febrero de 1923. Hijo de Daniel Alomía Robles y Carmela Godoy. Desde niño estuvo inmerso en el mundo de las artes gracias a sus influencias familiares. En 1923 se instala en Perú y se empeña por sobresalir como un reconocido intelectual. Ver video

Ni sus estudios de Medicina en la Universidad de San Marcos ni su posterior traspaso la Facultad de Letras, pudieron controlar su idílica afición por el cine; razón que puso fin a sus días universitarios.

En la década del 60 su pluma fluida lo llevó a ser uno de los columnistas más destacados en el Suplemento Dominical del diario El Comercio. Sin embargo, su pasión siempre fue el cine.

Es así que desarrolló una labor pedagógica por más de treinta años, enfocado a forjar una nueva generación de cineastas que no rehúyan a temas álgidos en sus narrativas.

Dentro de su filmografía su firma se evidencia por el empleo de los recursos del cine francés, en donde la evocación y el lirismo envuelven al espectador en un juego sutil de tiempos y espacios sin que se pierda el eje temático de la trama.

Uno de sus principales aportes fue introducir al mercado nacional el formato digital para la realización de películas. Esto no solo abarató el costo de las producciones que ya no se preocupaban por el costoso celuloide, sino que fomentó que más jóvenes cineastas apostaran por hacer del cine una industria viable en nuestro país.

Solo un infortunio del azar o quizá la imprudencia puso un alto a su infatigable trabajo. Un accidente lo llevo a permanecer hospitalizado durante 15 días. En ese lapso de tiempo, las muestras de solidaridad fueron innumerables, pero insuficientes para atenuar el cuadro de traumatismo y de anemia severa que el intelectual presentaba.

Al término de su vida se puede afirmar que su legado aún continuará vigente en la memoria de quienes supieron reconocer en él a una "presencia cultural" más que aun cineasta.

Me suicidaré a tiempo

"Creo que hay una comedia de Jardiel Poncela que se llama 'Hay muertos que no hacen ruido'. Yo definitivamente voy a hacer muchísimo ruido. Tal vez porque no voy a hacer el ruido tradicional de la muerte que es la solemnidad, el dolor, las flores, el velorio, un largo cortejo y luego el nicho, la incineración lo más rápido posible y grandes titulares en los periódicos ´murió fulano de tal', qué sé yo. Ese ruido es precisamente un alboroto que se hace para tapar al otro, que es la inevitabilidad de la propia muerte (…) yo creo que con respecto a la muerte no hay más que una actitud, que es la misma que recomiendo con respecto al sexo: hay que hacerse amigo de la propia muerte. Hay que aceptarla como inevitable". (Armando Robles Godoy, Me suicidaré a tiempo, 15 de julio 1988)

Largo metraje

-"Ganarás el pan" (1964)
- "En la selva no hay estrellas" (1967)
-"La muralla verde" (1970)
-"Espejismo" (1973)
- "Sonata Soledad" (1978)
- "Imposible Amor" (2003; esta última, terminada en agosto de 2003, es el primer largometraje peruano grabado en sistema digital)

Además, ha realizado 25 cortometrajes y una telenovela de 100 capítulos -"Los recién llegados"-, que fue prohibida en el Perú por la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado

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